jueves, 30 de diciembre de 2010
Árboles Neón
Mis venas me irrigan vida y tus ojos, sueños de días y días
Porque sueño de día contigo, y sueño de noche contigo
A ti quiero decirte que quiero dormir abrazado contigo
Pero no me alcanza el aire para decírtelo, amor
Ni repetirte vámonos de este mundo hoy, tú y yo
¡Vámonos!
Llevarte en canoa a recorrer la galaxia
Y despertar bajo una misma sábana de estrellas
Fluir por los ríos que lleve nuestra saliva
Que la absorba la tierra, nazcan flores
La penumbra sea luz en los cuerpos
Y nos succione el cosmos, mis brazos
Como si mis dedos te pintasen desnuda
Nos recoja nuestra palabra en el tiempo
En sonoro silencio como dos astros
Y nos bañe la oscuridad del infinito, tú y yo
Quiero morir contigo hoy en un suspiro
Y enroscarme a ti como girasol
Me mantenga junto a ti esta primavera
Y seamos por siempre árboles neón
viernes, 24 de septiembre de 2010
Caer
Luego de dejarse caer desde la cuerda floja
Reventar como una gota contra la baldosa fría
Evaporarse.
El suicidio es un acto heroico
lunes, 12 de julio de 2010
Dios es un bully cósmico

Es bacán Dios. Siempre se anda burlando de uno, es súper irónico y vivaz. Se podría decir, en un siutíquisimo anglicanismo, que es una especie de bully cósmico.
Gloriosa combustión [fragmento]
El manifiesto de Nadie Tiene Más Ganas de Verte que Yo

Nadie Tiene Más Ganas de Verte que Yo nace, literalmente, como una escaramuza al estoicismo, es una exaltación al romanticismo, es una zambullida en lo más turbulento del sentimentalismo como una respuesta a la vida, a la biología humana, como una orgullosa y tenaz oposición en un campo de tiro hostil donde los buenos somos fusilados a destajo. Tremolamos orgullosos la bandera de la adolescencia y cantamos con fervor los himnos del dolor agridulce; estamos a favor de la neblina y de la vorágine interior, de las cosquillas y de los puntapiés; nos sometemos en sumisa genuflexión a esa pequeña pero belicosa franja de combate en la que el amor y el odio se bañan de rojo como uno solo. Porque toda tesis involucra una antitesis, igual que todo número obedece a un valor absoluto que lo define, porque para nosotros el soñar despiertos y las pesadillas se nublan como un solo elemento, tomamos las armas y nos amparamos en nuestra infantil porfía, declarando como enemigos a los miopes emocionales, a los cobardes, a los de las manos huidizas, a todas las costras que entorpecen la delicada superficie de los cuerpos y toda las metáforas que puedan desprenderse de aquí. Nadie Tiene Más Ganas de Verte que Yo es y será siendo un vitoreo a la efervescencia sentimental, un refugio para quimeras frágiles soñadas por deleznables soñadores.
domingo, 4 de julio de 2010
Cuerpo roto
Súmense a mi pena
Sean abrazo amargo
Para un día de sepia.
Elegía de cascabeles
Lisonjean el cielo
Desnudo y virginal.
Cuerpos rotos
Coloréenme un día
Con la carne seca
Al polvo púrpura
Los ojos grisáceos
Al blanco estupor.
Irriguen tierra al sol
Pa'l Arnoldo.
martes, 1 de junio de 2010
Gloriosa combustión [fragmento]
Con el sonido de los petardos
[Sonido de petardos]
Niño: ¿Qué es eso?
Jim: No hablo francés.
Niño: ¿Inglés?
Jim: Sí.
Una mujer, probablemente la madre, farfulla algo en francés.
Jim: No te preocupes. Sigue… sigue… sigue haciéndolo. Sólo te estoy grabando… Es un micrófono.
Niño: ¿Qué es eso?
El niño, supongo, le indica la mano en la que sostiene el micrófono y porta un reloj. Jim se confunde y cree que le pregunta por el reloj.
Jim: Ahm, ¿qué hora?
Niño: No, eso.
Jim: ¿Esto?
Niño: Sí.
Jim: Es un micrófono. Te estoy grabando mientras revientas petardos.
Niño: Ah.
Jim: ¿Está bien? ¿Está bien si te grabo poniendo los petardos?
El niño hace un ruido; seguramente vuelve a indicar su mano.
Jim: No sé qué hora es. Disculpa.
El niño cree que Jim le pregunta la hora, como si tuviera que estar en algún lugar a una determinada hora; un aeropuerto, por ejemplo, sabiendo que es un turista.
Niño: ¿Cuándo se va?
Jim: ¿Disculpa?
Niño: ¿Cuándo se va?
Jim: Ehm.
Alguna tontera debe hacer, el crío. Jim se pone nervioso.
Jim: No, no… sigue…
Niño: ¿Ah?
Jim: Sigue reventándolos.
Niño: ¿Usted es de Inglaterra? ¿Inglés?
Jim: Sólo hablo inglés. Lo siento.
Niño: Ah, sí.
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