lunes, 12 de julio de 2010

El manifiesto de Nadie Tiene Más Ganas de Verte que Yo



Nadie Tiene Más Ganas de Verte que Yo nace, literalmente, como una escaramuza al estoicismo, es una exaltación al romanticismo, es una zambullida en lo más turbulento del sentimentalismo como una respuesta a la vida, a la biología humana, como una orgullosa y tenaz oposición en un campo de tiro hostil donde los buenos somos fusilados a destajo. Tremolamos orgullosos la bandera de la adolescencia y cantamos con fervor los himnos del dolor agridulce; estamos a favor de la neblina y de la vorágine interior, de las cosquillas y de los puntapiés; nos sometemos en sumisa genuflexión a esa pequeña pero belicosa franja de combate en la que el amor y el odio se bañan de rojo como uno solo. Porque toda tesis involucra una antitesis, igual que todo número obedece a un valor absoluto que lo define, porque para nosotros el soñar despiertos y las pesadillas se nublan como un solo elemento, tomamos las armas y nos amparamos en nuestra infantil porfía, declarando como enemigos a los miopes emocionales, a los cobardes, a los de las manos huidizas, a todas las costras que entorpecen la delicada superficie de los cuerpos y toda las metáforas que puedan desprenderse de aquí. Nadie Tiene Más Ganas de Verte que Yo es y será siendo un vitoreo a la efervescencia sentimental, un refugio para quimeras frágiles soñadas por deleznables soñadores.

No hay comentarios: